De acuerdo a Fenstermacher y Richardson, (2005, citados por Novak, 2016), los cuatro elementos necesarios para que un estudiante aprenda son:
Aunque aparentemente el personal docente sólo es responsable de una de estas cuatro variables (buena enseñanza), en realidad un educador efectivo tiene la habilidad de influir directamente tanto en el esfuerzo del estudiante como en la oportunidad para aprender, al tiempo que puede ayudarlo a sobrellevar los efectos de su ambiente social.
Los docentes influyen en las oportunidades que tiene un estudiante para aprender al proveer una estructura que le permita invertir la cantidad apropiada de tiempo en una tarea.
Aunque los docentes no pueden influir directamente en el ambiente social del alumnado, existe evidencia de que algunos salones pueden elevar el logro académico de un estudiante a pesar de los problemas que tenga en su entorno social y familiar. No podemos prevenir todos los retos a los que se enfrentará un estudiante, pero podemos ayudarles a superarlos al diseñar un ambiente de aprendizaje que no deje espacio al fracaso.
El esfuerzo de un estudiante es considerado, en parte, responsabilidad del docente, porque él o ella tiene la oportunidad de establecer un aula que motive a los estudiantes y los hace propensos a persistir a pesar de los obstáculos
En su libro “UDL Now” (2016), Novak describe dos tipos de mentalidad que pueden presentarse en el estudiantado:
Los libros que distribuimos, las tareas que dejamos, la manera en que organizamos nuestras aulas, y la manera en que interactuamos con nuestros estudiantes comunican mensajes muy poderosos. El currículo expreso, es decir los materiales de aprendizaje, pueden para aparecer rigurosos, pero como introducimos estos materiales a los estudiantes les permite saber cómo los vemos.
Si ofrecemos a nuestros estudiantes un currículum remedial con un horario estructurado que permite mínima libertad, los estamos preparando inconscientemente para apuntar bajo.
Pero cuando tenemos altas expectativas y proveemos a nuestros estudiantes con opciones para alcanzarlas, les damos o el mensaje de que esperamos grandes cosas de ellos y que creemos en ellos.
Si comunicamos nuestro diseño a los estudiantes, estamos comunicando que creemos en ellos lo suficiente para ser transparente sobre nuestra práctica. También les damos el poder de hacernos responsables de su aprendizaje.
Por ello, una gran ventaja del DUA es su énfasis en involucrar y motivar al estudiantado al diseñar el currículo, con el fin de que ellos tomen responsabilidad de su aprendizaje y desarrollar una mentalidad de crecimiento en ellos.